Bisaltos, miracielos, tirabeques… Tantos nombres tiene esta verdura poco conocida en general, aunque mucho en tierras aragonesas, donde es bastante común encontrarla en el mercado (algo parecido pasa con la borraja, otra gran desconocida). La época en que encontraremos los bisaltos es en primavera, dura unas cuantas semanas, y nunca falta en la época de cuaresma y Semana Santa.
Pero que es un bisalto? Pues es una vaina parecida al guisante o mejor dicho es una variedad de guisante, que se cocina cuando todavía no ha desarrollado sus granos del todo y por tanto queda muy tierna. Se come metiéndolo en la boca y tirando del rabo de la punta, de forma que los hilos de los lados salen y te comes la parte tierna del centro. Yo tengo costumbre de cortarles un poco la punta de abajo para facilitar comerlos pero no es realmente necesario.
- ½ kilo de bisaltos
- Sal
- Aceite
- 1 diente de ajo (opcional)
Ponernos a hervir agua en una cazuela grande. Cuando ya empiece a hervir, añadimos un puñado de sal, y añadimos los bisaltos previamente lavados. Cuando vuelva a hervir, se dejaran hasta que estén tiernos, aproximadamente 15 minutos.
Una vez hervidos, los retiramos del agua (no hay que dejar nunca la verdura reposando en el agua caliente), se escurren bien y se sirven con un buen chorro de aceite de oliva virgen extra.
A mí como más me gustan es así, pero también se puede añadir un trozo de ajo picadito muy pequeño, pero ya será según vuestro gusto.
Esta verdura me encanta, además de que es de esas comidas que no hay todo el año, es que los bisaltos en Barcelona no se encuentran tan fácilmente. Este año lo hemos comprado en una escapada a Zaragoza, en el mercado de abastos, del que os explicaremos cositas en próximos posts.
Tambien se pueden comer en sopas, sin escurrir el caldo se echan «sopas de pan» y una chorrada de aceite crudo. El caldo está muy rico, y es malempleado tirarlo. De hecho, en mi entorno el caldo no se tira. Espero que sirva de ayuda.